Cumplir 10 años sin duda nos llena de reflexiones y nos hace, inevitablemente, voltear hacia atrás: hacia nuestros motivos por iniciar este proyecto y a observar el camino que hemos recorrido. Como fundadores de Divina Cocoa, nuestro viaje de vida nos ha llevado a sumergirnos en el fascinante mundo del chocolate con el objetivo de compartir su inigualable sabor. Sin sospecharlo, este viaje nos llevó a descubrir un enorme tesoro más grande de lo que imaginamos, escondido en una pequeña semilla. Descubrimos en el cacao mucho más que un magnífico ingrediente: ha sido una ventana hacia una historia milenaria llena de magia y tradición.
El cacao ha sido venerado por los seres humanos desde tiempos ancestrales. En las profundidades de las selvas tropicales de Mesoamérica, nuestros antiguos ancestros encontraron en el cacao una fuente de riqueza, una medicina y un alimento sagrado. Para ellos, el cacao era un regalo de los dioses y un elixir capaz de despertar sensaciones únicas en quienes lo probaban, ¡y cuánta razón tenían!
La magia del cacao es innegable. Basta observar su viaje desde Mesoamérica al resto del mundo conquistando los paladares de quien lo ha probado, siendo inspiración y deleite de innumerables hombres y mujeres que lo han convertido en las más exquisitas creaciones de chocolate en todas las presentaciones que se puedan imaginar.
Hoy en día, la humanidad ha cambiado sus formas de ver el mundo. Ahora no veneramos, sino consumimos y, en general, tenemos poca consciencia de los orígenes y los procesos que hay detrás de aquello que compramos. La forma más accesible de consumir cacao es como chocolate y hemos encontrado mucho desconocimiento acerca del origen, la cultura gastronómica y la cadena de producción que trae el chocolate a nuestra mesa.
Hemos tomado como misión personal compartir la historia que conocemos que hay detrás de cada chocolate auténtico: la fuerza de la naturaleza que conspira para que el fruto lleno de semillas pueda madurar; el conocimiento ancestral de los agricultores que vigilan de cerca a la planta y saben el momento exacto para cosechar; las manos expertas que trabajan con técnicas refinadas para lograr extraer todo el potencial del cacao y convertirlo en delicioso chocolate; y el esfuerzo diario de quienes ponemos el chocolate en tu mesa.
En Divina Cocoa tenemos el honor de formar parte de este ciclo en un lugar privilegiado: somos el punto de encuentro entre el cacao y el comensal. En tu mesa, ocurre la maravillosa conexión de nuestras raíces con el presente a través de este regalo maravilloso de la naturaleza, el conocimiento ancestral y el trabajo de muchas manos. Cada sorbo, cada sabor, cada detalle en la presentación son manifestación del amor y respeto que sentimos hacia este fruto divino y hacia este proceso.
Hoy te invitamos a que experimentes con otra mirada tu taza de chocolate caliente y tomes un momento para apreciar la magia que se esconde en cada sorbo. Permítete viajar a través de los siglos y las culturas que han venerado este maravilloso fruto; déjate llevar por ese instante en el que el chocolate se funde en tu boca y te abraza desde el interior.
Gracias por viajar con nosotros durante estos diez años.