Son muchos los beneficios de tomar una taza de chocolate, pero hay uno especial que es mucho más esencial e inmediato: es un punto de encuentro. El chocolate es el pretexto para compartir la mesa y siempre viene acompañado de plática y disfrute.
Los momentos que se comparten alrededor del chocolate son tanto un gusto como una necesidad. Como seres sociales, el encuentro con el otro nos fortalece y armoniza. Todos necesitamos crear y fomentar relaciones personales para mantener el equilibrio en nuestra mente y en nuestras emociones.
Vivimos muy rápido en un mundo en el que la tecnología aparentemente nos conecta con todo y con todos, pero en realidad ha generado muchas barreras que nos aíslan. Nada puede reemplazar las ventajas del encuentro personal y hoy es más importante que nunca crear los momentos para estrechar los lazos personales cara a cara, dejando a un lado el celular y la prisa.
Hacer planes para salir a tomar chocolate inicia un ritual casi mágico en el que nos predisponemos para relajar tensiones y tener una buena plática. Es hacer una pausa, dejar a un lado la rutina y las presiones del día a día, para dar paso a una experiencia positiva y restauradora, en la que nos regalaremos momentos con aquellas personas que son importantes para nosotros.
Tomar chocolate entre amigos es la oportunidad perfecta para recordar, hacer planes, reírnos, consolarnos, darnos perspectiva, e incluso para retomar viejas amistades. Los buenos momentos que vivimos trascienden en nuestra memoria emocional, alimentan nuestra actitud positiva y van construyendo nuestra felicidad. Compartidas, las alegrías son mayores y los problemas siempre son más ligeros.
Salir a tomar chocolate es una costumbre que vale la pena incluir en nuestra vida: regalarnos esos momentos de disfrute y compañía, de conexión emocional, para luego seguir nuestro camino con renovada energía, hasta la siguiente ocasión en que volveremos a compartir la mesa y el chocolate.